Llegan muchas personas a nuestro despacho, en una situación emocional límite, donde se entremezclan sentimientos de rencor, venganza, necesidad de acabar con la relación de pareja para respirar. Algunas personas tienen claro que quien cambiar su vida y divorciarse o separarse del padre o madre de sus hijos, otras piensan que deberían hacerlo, pero no lo siente, estos últimos no volverán hasta que estén listos.

Pero lo que está claro, es que en muchos casos existe mucha desinformación que vamos a intentar simplificar, porque a la persona se le haga un mundo los divorcios a día de hoy están muy simplificados, lo que lo complican en muchos casos es el estado emocional de la persona.

Un juez de familia, no quiere saber de las causas de divorcio, da igual que se haya roto el amor, que se haya ido con otro… da igual, lo único que importa legalmente es, si hay hijos, con quien van  a vivir los mismos, el uso del domicilio familiar, que como regla general será para el progenitor que tenga la custodia de los menores, la pensión de alimentos de los menores si corresponde y si alguno de los cónyuges tiene derecho a una pensión compensatoria. Y el uso de bienes comunes, como un vehículo, nada más.

Los jueces no entran en las deudas y prestamos, ya que los mismos, no se deben por el matrimonio sino por un contrato con el banco, en el que han firmado dos personas.

No entran en las deudas y prestamos, ya que los mismos, no se deben por el matrimonio sino por un contrato con el banco, en el que han firmado dos personas.

En las parejas de hecho, funciona igual con respecto a los hijos, no existe diferencia legal entre hijos matrimoniales y no matrimoniales, lo único que desaparecerá de la ecuación es la palabra divorcio y la pensión compensatoria.

En los divorcios sin hijos, entra en juego otro factor, el interés del cónyuge más necesitado de protección, a la hora de determinar el uso de la vivienda y una posible pensión compensatoria.

En otro artículo trataremos la liquidación de la sociedad de gananciales, o lo que es lo mismo, de los bienes y deudas comunes del matrimonio.

Mientras tanto, no nos olvidemos que lo primero y más importante en los juzgados y en la vida, es el interés de los hijos menores.